Anoche volví a ver la película “Comer, Rezar, Amar”, podría decir que de
pura casualidad, pero como las casualidades no existen, diré que estaba
aburrida, y que, buscando algo para mirar, la encontré y sentí la necesidad de
repetirla. Porque es como los libros, si los lees una vez, sacas una
conclusión, un aprendizaje, si lo lees por segunda vez, te das cuenta que algo
te habías perdido, y en una tercera oportunidad decís: “Wow, como pude
saltearme esto!”.
Pero es que todo tiene su momento de ser, si algo se te paso
por alto de la peli o el libro, es porque no era tu tiempo de verlo, de
absorberlo. Y eso sucedió anoche, no me había dado cuenta que en el film,
hablaban sobre no esperar el perdón del otro, al que tal vez hemos herido y no
está en su mejor momento para entendernos…es perdonarnos a nosotros mismos, es
soltar y dejar ir, es decirnos “ya está, el error fue cometido, lo asumo, me
perdono y sigo”. Porque si no lo hacemos, nosotros mismos estamos poniéndonos
obstáculos en nuestro camino, muchas veces culpando a alguien, sin darnos
cuenta que las cuentas pendientes, es con nuestro propio yo.
Y si me estoy aprendiendo a querer, debo empezar por
aprender a perdonarme, por decirme a mí misma. “te arrepentís?, si! Lo hago,
pero al instante me doy cuenta rápidamente que de todo esto puedo sacar algo,
exprimirle el jugo…y arrepentirme de estar arrepentida!”
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