Hoy puedo darme cuenta que los seres humanos,
lamentablemente, necesitamos de un estímulo para cambiar. Y digo “lamentablemente”,
porque ese incentivo siempre esperamos que venga de afuera, y no de nuestro
interior, por necesidad de un cambio en nuestro ser, porque la cabeza nos lo
pide, porque lo necesita.
Por ejemplo, las mujeres por lo general estamos a la
expectativa de que un hombre nos diga cuanto nos desea, cuan bonita nos ve, el
papel fundamental que cumplimos en su vida, para que nosotras salgamos
corriendo a la peluquería, nos compremos ropa nueva, y, lo principal, pero más
doloroso para mi punto de vista, es que cambiemos nuestras forma de ser, solo
para agradarle a ellos.
A mí eso, particularmente, no me sucedió, todo lo contrario,
ahora que lo pienso bien, creo que hasta hacia lo posible, en cierta manera,
para que se fueran de mi lado. Sí, eso de ir a la peluquería y vestirme y
maquillarme mejor para ellos lo hacía, no puedo negarlo, pero la revolución interna,
eso que no sé cómo llamarlo y que te pide a gritos que es tiempo de
movilizarse, de buscar ese cambio que te haga sentir más cómoda, nació única y
exclusivamente de mi falta de comodidad conmigo misma, el no poder soportar a
esta persona que hoy, está sentada frente a esta máquina.
Y lo logre, siendo que no tenía un incentivo externo, porque
no lo necesitaba de esa manera, lo logre. No sé si para el afuera estoy en el
camino correcto, pero…quien dicta lo que es correcto o no?, por el momento yo
me siento cómoda, me siento segura con mis cambios, la necesidad de sentir paz,
de buscar el equilibrio, me ayudo a “poner primera, apretar acelerador y a
arrancar”.
Ahora, esto me ayuda a darme cuenta que, cuando hacemos las
cosas motivados por nuestro yo interno, ESO es realmente querernos, es decir “pucha,
necesito urgente una “mudanza” postura, un cambio urgente de mentalidad, porque
no la estoy pasando nada bien”.
Tal vez al resto, a los que nos rodean, no les guste el
cambio, acostumbrados a que muchas veces seamos alguien que se amolda a sus gustos y necesidades, no toleran que empecemos a vivir,
y a dar un paso más en pos de nuestras ganas de cambiar esto que no nos hace
sentir cómodos.
La experiencia me ha demostrado que, cuando hacemos ese “click”
interno provocado por otra persona, las cosas no salen bien, porque, en mi opinión,
dejamos de ser nosotros, perdemos nuestra personalidad, y eso, no deberíamos hacerlo
jamás.
Quiero aclarar algo, no
estoy diciendo que vayamos en contra del mundo, como si nos reveláramos a él,
no, soy una mujer que, a pesar que la transformación se hizo por pura y
exclusiva necesidad mía, aun me pongo bonita, y me visto con ropa linda, y me
maquillo y aliso mi cabello para agradarle a los hombres, eso sí, ese agrado
que espero, deberá ser tanto interior como exterior, de que me serviría que
acepten mi envase y no mi contenido?.
Para cerrar esto: amémonos, busquemos ese incentivo solo por
el hecho de que, al querernos tanto a nosotros mismos, sentimos ese imperioso
empuje de transmutar, de hacer cosas por sentirnos mejor, por encontrar un
lugar comodísimo dentro nuestro.