Estaba muy cansada debido a que ayude a mi hermana con su mudanza, sumándole mi fastidio y al malestar corporal, me acosté a dormir una siesta. Cuando me desperté, necesite darme un baño, mi cuerpo pesaba muchísimo y los dolores me tenían bastante molesta.
Me duche, sentí que me quitaba una bolsa pesadísima de mi espalda, alise mi flequillo, acomode mis rulos y me dispuse a ver a Claudio María Domínguez en la tele, mientras re leía un libro suyo llamado “Despertemos ya mismo”. Y comencé a darme cuenta de cómo nos acicalamos, nos ponemos bellos exteriormente para sentirnos bien nosotros mismos, y, sobre todo, para gustarle al resto.
Pero nunca nos ponemos a pensar que debemos embellecernos por dentro para poder atraer a los demás, nunca decimos “voy a alisar mi corazón, voy a ponerle un poquito de rímel a mi alma para que, cuando pestañee, tenga una mirada hermosa”, no, solo lo hacemos por fuera y olvidamos el adentro.
Un ejemplo muy práctico: cuando conocemos a alguien al cual pretendemos agradarle porque lo consideramos una potencial pareja, lo primero que hacemos es ser bellas personas, le decimos lo que desean oír, no hacemos escenas de celos, siempre sonreímos, etc.
Pero después de un tiempo de estar juntos, empezamos a mostrar nuestro verdadero yo, las mujeres ya esperamos a nuestros hombres de batón y ruleros, cada vez que aparece una dama nos entra el ataque y gritamos, contestamos mal, y así con todo. Por qué?. Hay un libro que me marco muchísimo de Jorge Bucay y Silvia Salinas (creo que así se llama la otra autora) que se llama “Amarse con los ojos abiertos”, lo recomiendo muchísimo, ya que enseña como aceptar al otro y hacer que nos acepten tal cual somos desde el principio, y a cómo mantener una relación sin tener que cambiar nuestra forma de ser ni intentar cambiar al otro, por supuesto, este es el mensaje que a mí me dejo.
Así que pienso que deberíamos duchar y maquillar nuestra alma para que, la persona que llegue a nuestras vidas, nos vea bella por fuera y por dentro.
