Hemos comenzado un nuevo año, creo que es la primera vez que no hay balance en mi vida, y me parece genial. Siempre uno pone en la balance, lo bueno, lo malo y, por lo general, la parte negativa es la que prevalece. “Suerte que este año ya se fue, espero que el próximo sea mejor, la he pasado mal”…si sacamos cuenta de cuantos de estos años hemos tenido en nuestras vidas…bueno, diría que desde que nacimos hasta la fecha no hemos tenido nunca doce meses medianamente felices.
Igual, el 2011 ha sido medio “raro”, he tenido trabajo hasta julio, y a partir de ahí hasta la fecha no. Pero el haber aprendido a sacar lo “blanco” de lo “negro”, me ha ayudado a tomar las cosas de manera diferente.
Aproveche todo el tiempo obligatoriamente libre para escribir, por ejemplo, para conocerme, para estudiar la vida y para estudiar también, porque no, las diferentes reacciones de los que me rodean (antes no podía porque estaba ocupada) y asi, poder entenderlos.
Siento que estoy como en una montaña rusa de sensaciones, a muchos les ha pasado, pero la diferencia en mi, esta vez, es que disfruto de las caídas y bajadas, y me pregunto porque subo tan rápido y porque la caída suele ser abrupta, y gracias a Dios…encuentro las respuestas.
El saber el significado de mis preguntas, no me hace muchas veces saber cómo reponerme, algo que me está sucediendo ahora. Nunca en mi vida me he arrepentido, pero a veces pienso si hice bien en mudarme a esta ciudad, ya que aquí no tengo ni trabajo ni amigos y me siento muy sola. Y mientras escribo, me doy cuenta de que si, que no le he errado, porque uno en la vida jamás se equivoca, porque aunque la decisión no sea la más conveniente, por algo la hemos tomado, para aprender, para vivir experiencias nuevas, para conocer.
E intento aprender, muchas veces me sucede que deseo que ocurra ya, cuando, el aprendizaje, es un paso a paso, digerirlo de a poco, que vaya arraigándose en nuestro cerebro, con paciencia.
Anoche volví a ver la película “Comer, Rezar, Amar”, podría decir que de pura casualidad, pero como las casualidades no existen, diré que estaba aburrida, y que, buscando algo para mirar, la encontré y sentí la necesidad de repetirla. Porque es como los libros, si los lees una vez, sacas una conclusión, un aprendizaje, si lo lees por segunda vez, te das cuenta que algo te habías perdido, y en una tercera oportunidad decís: “Wow, como pude saltearme esto!”.
Pero es que todo tiene su momento de ser, si algo se te paso por alto de la peli o el libro, es porque no era tu tiempo de verlo, de absorberlo. Y eso sucedió anoche, no me había dado cuenta que en el film, hablaban sobre no esperar el perdón del otro, al que tal vez hemos herido y no está en su mejor momento para entendernos…es perdonarnos a nosotros mismos, es soltar y dejar ir, es decirnos “ya está, el error fue cometido, lo asumo, me perdono y sigo”. Porque si no lo hacemos, nosotros mismos estamos poniéndonos obstáculos en nuestro camino, muchas veces culpando a alguien, sin darnos cuenta que las cuentas pendientes, es con nuestro propio yo.
Y si me estoy aprendiendo a querer, debo empezar por aprender a perdonarme, por decirme a mí misma. “te arrepentís?, si! Lo hago, pero al instante me doy cuenta rápidamente que de todo esto puedo sacar algo, exprimirle el jugo…y arrepentirme de estar arrepentida!”